Contaban nuestros abuelos, que en la ciudad de Barranca en
el lugar denominado Huacán sobre una colina, había una casa construida de
adobes y cañas, pero que por muchos años estaba desocupada, de ella se contaban
extrañas historias.
Un día para sorpresa de los pobladores del lugar, vieron
que salía humo, como si alguien estuviera cocinando, pero no lograban
distinguir a ninguna persona, de noche nadie quería pasar cerca de aquella
casa, algunos aseguraban que veían rodar un cilindro con fuego y que luego se
transformaba en un chancho gigante o en un pato.
Un día, uno de los pobladores del lugar dijo a su esposa que iría al pueblo a comprar un machete para cortar la hierba que crecía en su
terreno de cultivo. La mujer le advirtió que tuviera cuidado de andar con malas juntas y que al regreso no pasara por la casa del cerro de Huacán, que por ahí andaban ladrones, pero su esposo ya había salido sin oír sus advertencias.
Aquél hombre, en efecto, llegó al centro de Barranca y realizó la compra del machete, pero como él
poco venía al centro poblado decidió pasear. Deambulando se encontró con un amigo
quien lo invitó a un cumpleaños. Ambos se encaminaron a la fiesta, se divirtieron muy bien y al llegar la noche, el poblador decide retirarse con muchas copas
encima. Se olvidó de que no debía pasar por la casa del cerro, cuando estaba
cerca vio que un cilindro con fuego venía rodando y al llegar a sus pies se
transformó en un chacho gigante, el hombre entró en pánico y comenzó a botarlo
con palabras soeces, pero el animal lo seguía.
Recordó que aún tenía el machete, producto de la compra de unas
horas antes, y le lanzó un golpe certero abriéndole un tajo en el lomo y el
cerdo no lanzo un grito característico, sino se quejó como un ser humano: “me
jodiste”.
El hombre asustado a punto de perder el conocimiento, vio que el animal
trepaba la colina, llegó a su casa y contó a su esposa lo sucedido, pero ella
le dijo: “Tú nunca bebes licor, por eso has visto visiones, anda a dormir”.
Al día siguiente fue a contarle a su vecino lo sucedido y ambos fueron a la casa de la colina tocaron la puerta y nadie respondía. Decidieron
violentarla y su sorpresa fue grande, sobre una cama yacía un hombre muerto con
un corte enorme en la espalda.
He allí el comentario general de los pobladores "habían
matado al brujo".
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